Alcaldes de la Sierra de Albarracín piden a la DGA que reduzca el número de animales y refuerce la señalización.

Alcaldes de municipios de la Sierra de Albarracín han advertido de que la población de ciervos en la zona se ha multiplicado en los últimos años provocando que manadas enteras de estos animales crucen las carreteras, principalmente por las tardes, con grave riesgo de que se produzcan accidentes de tráfico.

«Son cuarenta, cincuenta o sesenta ciervos a la vez que bajan a los cultivos a comer y se meten en la carretera. Esto se ha desbordado y un día vamos a tener que lamentar desgracias personales», afirmó ayer Baldomero Pérez, el alcalde de Bronchales, quien hace pocos meses sufrió un accidente con su coche al encontrarse dos ciervos en medio de la calzada.

El Gobierno aragonés ha instalado postes reflectores de luz en los puntos más problemáticos, como la recta de la A-1511 que une Bronchales y Orihuela del Tremedal, donde casi a diario los conductores avistan animales. Sin embargo, los alcaldes dicen que esta medida es insuficiente, ya que no termina de disuadir a la fauna silvestre.

El alcalde de Orihuela del Tremedal, Rafael Samper, destacó que mientras los habitantes de la zona extreman las precauciones, no ocurre lo mismo con los visitantes, y por ello en fines de semana y puentes festivos aumenta la siniestralidad. Samper reclamó «más señales luminosas y adecuar pasos para los animales».

Por su parte, Baldomero Pérez pidió a la Administración autonómica que arbitre medidas para reducir la población de ciervos en la zona, que se estima en más de 3.000 ejemplares. No obstante, este alcalde admitió que la solución «no es fácil». «Aquí se hace necesaria una mesa de expertos que analicen la situación y busquen lo mejor para todos», dijo.

Aunque existen cotos de caza locales, la mayor parte de los ciervos viven en la Reserva de los Montes Universales, que ocupa 50.000 hectáreas de 13 municipios -la tercera parte de la comarca de Albarracín-, como explicó el director de este organismo, Pedro Artigot. Según sus datos, la instalación de reflectores ha reducido los accidentes, pero quedan muchos tramos de carreteras sin esta medida, como ocurre entre Torres de Albarracín y Tramacastilla.
Jiloca y Bajo Martín
Aunque el problema es más grave en Albarracín, otras zonas de la provincia registran con frecuencia accidentes de tráfico por la irrupción de animales en la calzada. Por ejemplo, en el Valle del Jiloca y en el Bajo Martín son los jabalíes los que provocan siniestros. En esta última comarca, concretamente en la carretera Nacional 232 (Santander-Vinaroz) a su paso por Híjar, se ha experimentado con barreras de olor -material esponjoso impregnado de líquido con aroma a depredador-, pero los animales acaban por sortear el obstáculo. Los corzos, los zorros, las cabras monteses y los buitres son otras especies que provocan igualmente, accidentes de tráfico, si bien en menor número.

Según datos aportados por la Dirección General de Tráfico, de los 701 accidentes registrados en lo que llevamos de año en las carreteras de la provincia -estatales y autonómicas- 203, es decir, casi el 29%, se deben a la presencia de animales en la calzada. Este porcentaje alcanza el 30,66% en Huesca y se queda en 15,23% en Zaragoza.

Las estadísticas reflejan que en los últimos cinco años el porcentaje de accidentes de tráfico ocasionados por animales en Teruel sigue una tendencia al alza, quizá por el abandono de campos de cultivo y el crecimiento de las zonas despobladas. En 2006, el 23,25% de los siniestros en las carreteras se debió a la fauna silvestre. En 2007, la cifra descendió a 22,69%, pero en 2008 subió a 23,74% y el año pasado se situó en 28,22%. El balance de esos accidentes es de una persona fallecida, seis heridos graves y 27 leves, 11 de los cuales corresponden a 2009.

Fecha: 12/12/2010