Un curso aborda la problemática de los discapacitados para recorrer la ciudad
La belleza de Albarracín no está al alcance de todos. Sus condiciones geográficas hacen de ella una ciudad difícil para las personas que van en silla de ruedas, las invidentes o las que tienen movilidad reducida. Lograr una mayor adaptabilidad es difícil debido a las características de la localidad en sí y a que las actuaciones están restringidas al tener la categoría de Bien de Interés Cultural. Pero lo que no es tan complicado -ni costoso- es la realización de pequeños arreglos como la orientación adecuada de las rejillas para el agua o una señalización óptima, según quedó patente en un curso sobre accesibilidad celebrado esta semana en la ciudad.

En el Seminario de Accesibilidad Universal organizado por el Departamento de Agricultura, Ganadería y medio Ambiente, a través de la empresa pública Sodemasa, y la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (Predif), los participantes tuvieron oportunidad de conocer algunas pinceladas de la legislación vigente y de ponerse en la piel de los discapacitados que transitan por Albarracín.

Así, utilizaron varias sillas de ruedas, bastones y antifaces para saber en qué cojea la ciudad en materia de accesibilidad. El recorrido que realizaron fue de apenas unas decenas de metros -desde la sede de la Comarca Sierra de Albarracín hasta la plaza Mayor de la ciudad- pero suficientes para darse cuenta de lo complicado que, para algunas personas, es moverse por la localidad.

Tatiana Alemán, arquitecta de Predif y encargada de impartir las sesiones formativas, reconoció la dificultad que hay para mejorar la accesibilidad de Albarracín debido a que, como apuntó, «no se puede hacer una nueva calle». No obstante, señaló que hay algunas actuaciones que son factibles y permitirían una mejor movilidad, como la utilización de piedra más homogénea y antideslizante en una parte de las calles.

Fuente: Diario de Teruel

Fecha: 18/11/2011