Un aparato con todo tipo de instrumentos fijará la altura y el rumbo de las rutasy las maniobras de aproximación. Los datos servirán para determinar las instrucciones para que pueda operar cualquier aeronave.
Un avión dotado con todo tipo de instrumentación ensayará hoy las maniobras necesarias para aterrizar en Caudé y poder elaborar así la preceptiva carta de vuelos para que cualquier aparato pueda operar en el futuro en el aeródromo. Este trabajo es imprescindible para que la Dirección General de Aviación Civil certifique las instalaciones turolenses, cuya construcción finalizó hace meses y que a estas alturas siguen pendiente de la resolución del concurso para su explotación.
En dicha documentación aeronáutica figurarán los procedimientos, altitudes y pasillos visuales (servidumbres) necesarios para aterrizar, entre otras cosas. Toda esta información, denominada técnicamente como carta de aproximación visual, estará disponible para todos los pilotos del mundo en la AIP (Publicación de Información Aeronáutica, en sus siglas en inglés).
Fuentes próximas al consorcio de Caudé, constituido por la DGA y el Ayuntamiento de Teruel, indicaron a este diario que el avión cubrirá el entorno del aeródromo durante varias horas para analizar, en primer lugar, el terreno y fijar la altura a la que se debe entrar y si existen obstáculos o zonas que no se puedan sobrevolar. Con la ayuda de equipos GPS y de calibración se marcarán las distancias y los puntos donde los futuros aviones deberán frenar o virar sin invadir otros pasillos aéreos.
Uno de los trabajos más importantes será determinar la altura y el rumbo en cada una de las rutas de incorporación al denominado circuito de tráfico del aeródromo, «asimilables a las autopistas de acceso a una ciudad». Cualquier piloto deberá seguirlas a partir de los puntos de notificación visual, que en el caso del aeropuerto de Zaragoza están fijados sobre los municipios de Alagón, Villamayor de Gállego y La Muela.
También se marcarán las coordenadas para la aproximación, las maniobras específicas para el aterrizaje cuando la pista ya está delante (lo que se conoce en el mundo aeronáutico como final).
El avión cargado de instrumentación también tendrá la tarea de concretar la denominada zona de fallo de radio, un sector a determinar en el entorno del aeródromo al que se tendrán que dirigir las aeronaves cuando tengan problemas con sus equipos de comunicación. Allí tendrá que esperar a que se le autorice el aterrizaje, para lo que se utilizarán luces para dar las instrucciones.
Sin aterrizaje
Las citadas fuentes del consorcio del aeródromo de Caudé señalaron que el aparato estará trabajando por la mañana, aunque no llegará a tomar tierra. El complejo turolense será el cuarto de la Comunidad en el que las aeronaves de aviación general (aquellas que no cubren rutas regulares) puedan aterrizar de forma visual, sumándose a los de Zaragoza, Huesca y Santa Cilia. En los dos primeros, además, se operan vuelos instrumentales, en los que se guía con equipos y radiobalizas a los pilotos en la aproximación y en la toma en tierra.
La pretensión de la DGA es dedicar las instalaciones de Caudé a la industria aeronáutica, para lo que se ha convocado un concurso con el objetivo de que una empresa explote el negocio del mantenimiento y reciclaje de aviones. La primera convocatoria quedó desierta, pero ahora la DGA confía en lograr un concesionario para sacar partido a un complejo en el que ha invertido 38 millones de euros.
Fuente: Heraldo
Fecha: 11/04/2011
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