El uso de la última tecnología a la hora de fotografiar y escanear los abrigos rupestres ha permitido localizar sorprendentes escenas en la Sierra de Albarracín. Una de las más llamativas está en el abrigo del Arquero de los Callejones cerrados, en el término municipal de Albarracín, donde se ha localizado a un toro montando a una vaca mientras varias mujeres los miran y una incluso toca la cabeza de la hembra.
Se trata según el encargado de hacer el informe de los abrigos, el doctor en Prehistoria Manuel Bea, de una representación inusual que podría estar relacionada con la fertilidad. «Aunque su estilo es naturalista y, por tanto, netamente levantino», el tipo de presentación hace que «haya que valorar una propuesta cronológica relativamente reciente, a partir de sociedades productoras».
Así, Bea apuesta por ubicar cronológicamente la representación en el calcolítico o incluso en la Edad de Hierro (a partir del 1200 a.C.), es decir, que posiblemente el autor vivió unos 4.000 años después de los artistas que pintaron el arquero que hay al lado . «El estilo sí es levantino, pero es un problema de definición porque el arte levantino es una especie de cajón de sastre donde se mete todo aquello con aspecto naturalista», argumenta.
Estos dibujos están situados junto al arquero de color rojo que sí correspondería a la tipología clásica del arte levantino y que es precisamente el emblema del Parque Cultural de Albarracín. La escena ha pasado desapercibida hasta ahora porque está muy descolorida y se aprecia mal. El experto indica que Octavio Collado y su equipo lo documentaron en la época de los 90, pero apenas se ha publicado nada sobre esta obra.
Manuel Bea comenta que los trabajos para hacer el calco y tomar las imágenes se realizaron por la noche con iluminación artificial, ya que así se apreciaban mejor los trazos. Además, señala que a simple vista es muy difícil observarlos, por eso hasta ahora no habían sido estudiados.
El especialista cree que esta escena no formaría parte ni cronológica ni culturalmente del arte levantino y subraya la excepcionalidad que suponen los abrigos de Albarracín en determinados aspectos: «Igual nos brindan luz a la hora de organizar el arte levantino en general», dijo.
La temática del apareo animal mientras figuras humanas lo miran tampoco se ha documentado hasta ahora en la Edad del Hierro, comenta el especialista, «pero si hay rituales o creencias relacionadas con la fertilidad y el mundo ganadero» en esta época, dice y recuerda que, por el contrario, el arte levantino corresponde a sociedades cazadoras.
En lo que respecta a la escena, Manuel Bea recalca que «es como si quisiera apropiarse de esa fecundidad, de ese poder de fertilidad del toro tocando el cuerno como si fuera una sacerdotisa en plena escena de procreación», dice. Esta escena incluye una decena de figuras, todas ellas con la misma tonalidad. Son tan difíciles de observar precisamente porque presentan un tono blanquecino amarillento que se confunde con la piedra rodena, que precisamente aquí presenta un color similar.
«El resto del abrigo sí podría entrar en el arte levantino y si estas figuras las encontráramos aisladas en otro abrigo también podrían pasar por este arte, pero la coherencia de esta escena invita a pensar en la posibilidad de que pertenezcan a otros ciclos, también naturalistas», argumenta el experto en arte rupestre, quien apunta que es posible que el gusto por este estilo naturalista también se diera en otros momentos pictóricos.
Precisamente el hecho de que autores de distinta época decoraran la misma cueva es algo habitual y Bea manifiesta al respecto que a veces se trataban de zonas sagradas cuyo interés por dejar huella en ellas perdura en el tiempo.
Otra de las sorpresas ha sido poder observar con detalle los caballos del abrigo del Medio Caballo. Este espacio resulta llamativo por la cantidad de figuras y estilos que aparecen en él. Se trata de caballos, un animal poco habitual en el arte levantino, que aparecen pintados con un estilo muy naturalista, algo que sí es típico de la época. En él también hay una escena de arqueros tensando los arcos y disparando contra ciervas y cabras.
Uno de los aspectos más llamativos, según los estudiosos, es precisamente la ubicación de los paneles, que están en el techo –algo inusual porque los artistas del momento solían preferir las paredes– y a una altura de unos 70 centímetros, lo que hace pensar que no se hicieron para ser vistos puesto que para ello hay que tumbarse en el suelo. «Quizá pintaron la escena con el animo de magia propiciatoria o de representar una escena de caza que no se viera, para atraer la buena suerte», justifica Bea.
Ese es otro de los aspectos que resulta llamativo para una obra del arte levantino, que es un arte público que se hace en abrigos al aire libre. Esta escena y la de las Cabras Blancas de Tormón son las únicas correspondientes al arte levantino localizadas hasta la fecha en el techo.
El resto de los abrigos resultan menos espectaculares por el tipo de figuras y porque el estado de conservación de alguno de ellos es bastante malo.
El proceso
El proyecto de investigación que está desarrollando Manuel Bea engloba a un total de ocho abrigos de Albarracín muy próximos entre sí. En todos ellos se ha hecho un exhaustivo estudio consistente en barridos fotográficos con una resolución de dos milímetros y la elaboración de calcos digitales.
Esta investigación completa la que ya se llevó a cabo en los años 2012 y 2013 sobre los abrigos de Tormón y Bezas, acerca de los cuales se va a presentar en breve una publicación. Por otra parte, a lo largo de 2015 los técnicos abordarán otros cuatro en Albarracín: Toros del Prado del Navazo, Tío Campano, Lázaro y Barranco del Pajarejo.
Todas estas acciones han sido promovidas por el Parque Cultural de Albarracín en colaboración con los Ayuntamientos y gracias a la financiación obtenida con el programa de ayudas para lugares con patrimonio mundial que tiene la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, que depende del Ministerio de Cultura.
A través de esta novedosa tecnología se ha obtenido información muy relevante, como comenta Bea, quien añade que estos abrigos fueron estudiados de forma exhaustiva en el año 82 y se hizo una revisión en los años 90, «pero no han sido publicados ni en extensión ni en difusión», lamenta.
La técnica ha evolucionado mucho en estas tres décadas en lo que se refiere a la fotografía y a calco digital. Esta documentación en imágenes de los abrigos permite «tener un mejor conocimiento de lo que se conserva hoy en día», dice el especialista, quien además recalca que en algunos casos posibilita observar los dibujos porque hay pinturas que apenas se aprecian a simple vista por la mala conservación.
En este sentido, el experto en arte rupestre advierte de que hay estudios en los que se refleja que los abrigos se han deteriorado mucho más en las últimas décadas que en los 6.000 años anteriores. Los especialistas lo achacan principalmente a la acción del hombre y al uso de técnicas como el mojado con agua u otras sustancias para mejorar la visión de las pinturas. Por eso el proceso de documentación geométrica y escaneado es fundamental ya que permitirá conocer al detalle los abrigos aunque en un futuro se pierdan de forma definitiva.
El proceso para documentarlos es complejo. Por un lado se realiza el escaneado, que puede ser mediante escáner láser o de luz blanca estructurada en función de la resolución que se busca. La empresa encargada de llevarlo a cabo es Scanner 3D Patrimonio e Industria. Para generar la textura sobre el modelo tridimensional se hacen fotografías esféricas con cámaras de alta calidad. Los calcos digitales se obtienen mediante programas de retoque fotográfico que tardan horas en procesar los datos pero que permiten su realización en el laboratorio.
Fuente: Diario de Teruel
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