La manada de tauros –una especie de bóvido que recrea a los extinguidos uros– establecida desde 2021 en el Estepar Cavero, una finca que se reparte entre Frías de Albarracín, Calomarde y la Comunidad de Albarracín, transforma el paisaje al eliminar los matorrales que crecen de forma descontrolada porque ningún animal autóctono es capaz de comerse este tipo de vegetación.
Los animales, criados por el parque faunístico de La Maleza de Tramacastilla, han mostrado una buena adaptación al ecosistema de la zona y reducen con su alimentación la presencia de matorral en beneficio de los pastos, que pueden servir de alimento a otras muchas especies salvajes y domésticas.
La actividad del rebaño de tauros ha abierto claros que estaban invadidos por matorrales para sustituirlos por praderas y «renaturalizar» así el entorno, según explicó Ricardo Almazán, director de La Maleza. El tauro, configurado en los Países Bajos por selección genética, comparte el 94% de su genoma con el uro, desaparecido desde el siglo XVII, pero que estuvo presente en toda la Península Ibérica.
Almazán cuenta que el tauro come hierba mientras la tiene disponible, pero en cuanto esta se agota se alimenta también de maleza, pequeños árboles y ramas porque su aparato digestivo es capaz de digerir la madera, una característica excepcional entre los bóvidos. Esta característica los hace también muy útiles para eliminar la maleza de los cortafuegos y reforzar así su eficacia.
Este centro estará en condiciones de trasladar animales sobrantes a otros lugares del sur de Europa interesados en la eliminación de los matorrales que crecen de forma descontrolada para recuperar el paisaje original, desvirtuado por la ausencia de grandes bóvidos, como el tauro o el uro. El primer contacto para exportar la especie se ha mantenido con Portugal.
Ricardo Almazán aclaró que los tauros, de un valor económico muy elevado, se trasladarían a los puntos interesados en adoptarlos por acuerdos de renting u otras fórmulas que no pasen por la venta directa. El empresario añadió que el objetivo de la cría de esta especie es mejorar el ecosistema. Otros fines, como la producción de carne, están descartados por el elevado precio de los animales, aunque la calidad cárnica es excelente, como se desprende experiencias desarrolladas en los Países Bajos.
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