Todo comenzó la semana pasada. Entre el lunes y el domingo se celebró en la capital turolense el Congreso Nacional del Toro de Cuerda y el último día, cuatro operarios municipales retiraron, sobre las siete de la mañana, las 23 sogas ―una por cada municipio participante en el evento― que se habían tendido entre la icónica escultura, de 45 centímetros de longitud y 55 kilos de peso, y los balcones de la plaza. Al quitarlas de un lado, la tensión hizo que la columna sobre la que se asentaba el toro cayese sobre el pavimento. El Torico se estrelló así contra el adoquinado y sufrió múltiples fracturas en las partes más débiles, como los cuernos y las patas.
El Ayuntamiento encargó entonces de urgencia un estudio para intentar recuperar la escultura con la máxima premura. La sorpresa fue mayúscula, según admite a EL PAÍS la alcaldesa. “Solo puedo decir que el informe indica que la aleación de hierro analizada no existía en el siglo XIX, y que se lo haré saber mañana [por hoy] a los grupos de la oposición. Esos son los fríos datos”.
El Torico es en realidad una fuente presidida por una columna, sobre la que se asienta la escultura, y en cuya base cuatro pequeñas cabezas de toro sirven como caños por donde brota el agua. Estas figuras sí son de bronce. “No tiene mucho sentido que los caños sean de bronce y el toro no”, admite la regidora.
Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, la entidad que está coordinando al grupo de investigadores al que el Ayuntamiento ha encargado un análisis de los desperfectos, reconoce su “sorpresa” al descubrir que el toro con los daños era de hierro, no de bronce, como se suponía. “Mi opinión es que pudo producirse un cambiazo en algún momento de la Guerra Civil”.
Jiménez afirma que el informe de la comisión de expertos le fue entregado el miércoles a la alcaldesa. En él se señala que los especialistas proponen, tras su reparación, musealizar el Torico y colocar una réplica en la ciudad. “El Ayuntamiento debe decidir si de hierro o de bronce”, añade. El documento también pide que se realice un estudio del conjunto para determinar el estado de toda la fuente, y que los ciudadanos no puedan acceder a la columna sobre la que se asienta la estatua, algo muy habitual en las fiestas locales.
¿Cuándo fue sustituido el Torico? Nadie lo sabe. La alcaldesa asegura que seguirán investigando. Lo que sí es seguro es que el 1 de julio comienzan las fiestas de la ciudad, y que esos días, miles de ciudadanos se congregan desde hace 40 años en torno a la columna de la plaza donde se ubica la figura. “Ahora todo el mundo es ingeniero, pero la verdad es que el Torico es una fuente muy usada y querida en la ciudad. Hay celebraciones en torno a él, al menos, dos veces al año”, reconoce la regidora Enma Buj. “En Navidad, por ejemplo, es rodeado con un árbol navideño, se le coloca un pañuelo en las fiestas o una bufanda cuando el equipo de vóley gana la liga española. Algunas veces se le ponen luces para congresos o celebraciones. Los accidentes no tienen una sola causa, siempre son múltiples. Lo que ocurrió podía haber pasado en cualquier momento. Lo bueno es que no hubo heridos. Eso es lo importante”.
Vidal Muñoz, cronista de la villa y catedrático de Historia Medieval, también sospecha que la estatua fue cambiada durante la Guerra Civil o en sus postrimerías. “Se bajó en el 38 y se volvió a colocar en 1940″. Para este especialista, el Torico era de bronce. “Lo demuestra el libro Por mi pueblo, escrito en 1896 por el poeta turolense Jerónimo Lafuente, que dice en un verso: ‘este toro de bronce / adorno de nuestra plaza’; y en otro, ‘a este toro de bronce / le debe Teruel su fama”. El catedrático, no obstante, recuerda que la figura fue expuesta en el Ayuntamiento en 1968 y que se ha bajado algunas veces más”. Muñoz admite que se desconoce con exactitud su autoría. “Se especula que fue obra del zaragozano Ponciano Ponzano, el escultor de los leones del Congreso de los Diputados, pero yo no he hallado su relación con Teruel”, dice. El catedrático recuerda que nada más desplomarse la escultura, se acercó al lugar del accidente. “Y exclamé: ‘¡Alcaldesa, que esto no es de bronce!”.
La oposición ha pedido esta semana explicaciones a la regidora sobre la caída del domingo. La presión ciudadana es palpable en Teruel para que, después de dos años de pandemia, esta vez se puedan celebrar las fiestas como es tradición, colocando en el cuello del toro un pañuelo rojo. Pero no hay morlaco. La solución que se ha encontrado, según Antonio Jiménez, es colocar una copia exacta sobre el pilar, ya que hace algunos años se realizó una réplica en 3D. Luego, cuando el Torico sea restaurado por la Fundición Metalcin, radicada en Zaragoza, se repondrá el original, si es que lo es. “Seguiremos investigando hasta encontrar la verdad”, insiste la regidora.
No hay comentarios