El turismo de las estrellas ha llegado a la provincia y lo ha hecho para quedarse. Lo que al principio era visto con escepticismo por algunos porque eran incapaces de levantar la vista del suelo, resulta que se está convirtiendo en un recurso excepcional para atraer turismo, y eso que todavía no ha abierto sus puertas Galáctica de forma continua. La despoblación, y gracias a ello la poca contaminación lumínica nocturna, ha acabado por convertirse en aliada de un patrimonio natural que está permitiendo redescubrir la belleza del cielo a quienes viven en las ciudades.
Durante este verano se están realizando numerosas actividades nocturnas por toda la provincia para observar, interpretar y recrearse en los cielos nocturnos aprovechando la limpieza de los mismos, algo que es imposible en las zonas urbanas y en su entorno debido a la contaminación lumínica que apaga la luz de las estrellas.
En buena parte de la provincia de Teruel, en cambio, los cielos nocturnos brillan como en pocos lugares porque no hay grandes núcleos de población, e instituciones, empresarios y emprendedores se están sumando a ese producto que se conoce como turismo de las estrellas. Quienes lo prueban repiten al aportar experiencias y sensaciones de paz y reencuentro interior porque los humanos somos eso mismo que vemos de noche, polvo de estrellas. El Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (Cefca) y el Observatorio Astrofísico de Javalambre con la labor científica que desarrollan han sido determinantes para descubrir a los turolenses este potencial.
Lo que empezó hace años con observaciones nocturnas promovidas por aficionados a la astronomía, como la Agrupación Astronómica de Teruel (Actuel) o la Asociación Cuatrineros de Montalbán, se ha convertido ahora en una actividad continua de las noches turolenses gracias al impulso que le han dado comarcas como Gúdar-Javalambre, Cuencas Mineras, Bajo Aragón o Sierra de Albarracín, además del interés de la iniciativa privada.
Maribel Aguilar, guía Starlight y gerente de la empresa Tierras y Cielos Privilegiados, asegura que la oferta del turismo de estrellas y la aceptación del mismo entre la población va en auge, como se ha visto este verano tanto por la gran afluencia de público a las actividades organizadas en multitud de pueblos, como por el hecho de que se haya corrido la voz y la gente acuda ya en busca de esos cielos limpios sin contaminar que tiene la provincia.
En este sentido, Aguilar comenta que está habiendo un cambio en positivo a todos los niveles, en primer lugar desde las propias instituciones. “Al principio teníamos que explicar qué es eso del turismo de estrellas y medio convencer, pero esa labor ahora está superada y ya no es así”, comenta. El chip ha cambiado porque hay demanda y están surgiendo iniciativas empresariales, además de estar sumándose a esa oferta los establecimientos hosteleros como algo más que ofrecer a sus clientes.
Denominación de Origen
“Tenemos unos cielos en Teruel con denominación de origen”, argumenta Fernando Ruiz, quien defiende la implantación de esta marca para la provincia. Ruiz es fraile del Monasterio del Olivar en Estercuel, cuya hospedería se ha convertido en un refugio de paz para quienes acuden a ella, en donde se ofrecen múltiples actividades para los turistas que buscan desestresarse de las ciudades. La última que han incorporado a su oferta se llama “baño de estrellas” y supone una inmersión en los cielos nocturnos.
Ruiz comenta que de siempre han valorado esta riqueza en el monasterio y que cuando hacían campamentos salían a observar el cielo, pero hace cosa de un año empezaron a explorar sus posibilidades y hoy día forma parte de su oferta, que no solo hacen allí sino en las parroquias del entorno.
Para terminar de animar a este religioso y a otros emprendedores fue crucial el curso de monitores que a principios de año organizaron la Fundación Starlight y la Comarca Cuencas Mineras en Aliaga. Fue el definitivo pistoletazo de salida, a lo que se suman otras iniciativas como los últimos puntos de observación instalados en el Bajo Aragón, después de que Gúdar-Javalambre fuese pionera hace tiempo, y que se quiere copiar en otros sitios.
Los guías orientan la mirada de los asistentes a estas observaciones, que suelen durar un par de horas. Se ayudan para ello de punteros láser y, en ocasiones, de telescopios o prismáticos. Las sesiones consisten en mostrar a la gente la ubicación de las estrellas desde que asoman dos de las más brillantes, Vega y Arturo, cuando empieza a oscurecer. Las explicaciones, de forma divulgativa, abarcan desde las constelaciones, la ubicación de la Estrella Polar y los movimientos de traslación y rotación, hasta toda la mitología que envuelve el cosmos.
“Se trata de descubrir el cielo que recordaban nuestros abuelos”, afirma el religioso del Monasterio del Olivar. “Cuando asisten a estas observaciones suele ser una de las cosas que más valoran de su visita”, precisa, además de la sensación de paz y de reencuentro con la naturaleza, puesto que no todo consiste en explicarles la bóveda celeste y también paseos y fotografía nocturna. “Caminar sin linterna bajo la luz de las estrellas es una impresión muy honda”, recalca Ruiz, para quien mirar el cielo estrellado es el “espectáculo más maravilloso” del que se puede disfrutar y, además, está al alcance de todos.
Definir el producto
Para este guía de las estrellas es cuestión de seguir definiendo el producto, ya que mucha gente de la que asiste no ve nunca los cielos porque de noche son oscuros en las ciudades por el brillo de la iluminación urbana. “Lo interesante no solo es darlo a conocer sino que es un recurso turístico que dinamiza la zona donde se realiza”, recalca.
Así lo han podido comprobar empresarios turísticos como Carmen Leonor Pérez, propietaria de la casa rural El Patio del Maestrazgo en Villarroya de los Pinares que cuenta con el sello Starlight. Al establecimiento acude gente conocedora ya de los cielos limpios, pero también otras personas que lo descubren al llegar y ella se encarga de orientarlos.
“Hay gente que viene con sus aparatos y otros a descubrir”, cuenta Pérez, quien les hace una introducción en el mundo de la astronomía, con la ayuda de un puntero y de telescopios, y descarga en sus móviles una aplicación móvil para que hagan sus observaciones. “Sí que está moviendo gente”, afirma Pérez, quien opina que la riqueza de los cielos “es una cosa que no valoramos lo suficiente y que es un patrimonio que tenemos todos, es gratis y disponemos de él solo con mirar hacia arriba”. Defiende por ello su protección y la implicación de las instituciones para evitar que la iluminación de los núcleos urbanos contamine el cielo.
Otra vertiente que quiere explorar Pérez es la fotografía nocturna, algo que atrae mucho a la gente cuando aprende a sacarse un retrato junto a la Vía Láctea. Fernando Ruiz y el fotógrafo Luis Pitarque son bien conocedores de ese interés porque lo están divulgando en la zona del Bajo Aragón.
Pitarque cuenta que de todo esto se está llegando a hablar ya hasta en el bar, y que los propios turolenses están tomando “conciencia” del valor que tienen sus cielos, algo que antes no ocurría. “Lo que en principio puede ser un problema, la despoblación, se puede aprovechar para otras cosas”, precisa.
Además de divulgar los cielos nocturnos de la provincia a través de sus fotografías en las redes sociales, Pitarque está colaborando en la difusión de esta riqueza patrimonial participando en cuantas actividades le proponen. Fue una de las personas que se involucró en la localización de seis sitios en el Bajo Aragón para la ubicación de otros tantos miradores astronómicos.
Buena parte de esa red está ubicada junto a ermitas. Aparte de la señalización, se han colocado paneles informativos que ayudan a interpretar el cielo y a localizar los astros o los fenómenos astronómicos más frecuentes en las distintas estaciones del año. Valdealgorfa, Alcorisa, Los Olmos, La Mata de los Olmos, Mas de las Matas y Aguaviva son los lugares donde por ahora se ubica la Red de Miradores Astronómicos.
Proyecto amplio
Nieves Ballestero, gerente de la Asociación Turismo Rural del Bajo Aragón, explica que esta iniciativa forma parte de un proyecto mayor llamado GeoLand, cuya finalidad es promover el turismo geológico. La actuación la han llevado a cabo con el Parque Cultural del Maestrazgo y con fondos europeos y de la DGA gestionados por el grupo de acción local Bajo Aragón-Matarraña.
Ballestero comenta que los miradores se hicieron pensando en el turismo, y que la población local también se está interesando a través de las semanas culturales que organizan los pueblos. “Está teniendo más filón del que pensábamos”, afirma la gerente de la asociación, por lo que ya se tienen previstas otras acciones.
Eso mismo se quiere hacer en las Cuencas Mineras, cuya técnico de turismo, Lucía Aguilar, afirma que será el siguiente paso que van a dar después de haber conseguido la certificación Starlight para la comarca. En opinión de Aguilar, un hito importante fue la celebración en Aliaga del curso para guías Starlight, al que asistieron más de 15 empresarios turísticos de la zona, que son quienes tienen que “apostar” para impulsar actividades relacionadas con el turismo de estrellas. La técnico considera que la gente ya no solo asocia este territorio a su patrimonio minero sino también a sus cielos.
Y es que las Cuencas Mineras cuentan con una larga trayectoria gracias al papel dinamizador que viene realizando desde hace tiempo la Asociación Cuatrineros de Montalbán, cuyo secretario José Luis Irisarri afirma que desde que se abrió en 2006 el observatorio son numerosas las sesiones nocturnas que se han hecho, tanto con el telescopio como al aire libre acudiendo a los pueblos cuando se lo solicitan.
“La gente en las ciudades no ven el cielo ni las estrellas y cuando llegan aquí quedan fascinados porque para ellos se abre un mundo nuevo”, comenta Irisarri, que demanda más promoción e implicación institucional, porque a su juicio “falta concienciación” en el alumbrado público de los pueblos.
La técnico de Turismo de esta comarca destaca también la divulgación que ha hecho el albergue de Aliaga, junto al que se ha construido un observatorio, y recuerda en este sentido el premio que otorgó Fitur a la actividad “Viendo las estrellas con otros ojos”.
En la Sierra de Albarracín, donde se trabaja también para obtener la certificación Starlight, empresarios como Gonzalo Castillo y Raymond Zeltner, de Quercus Aventura en Moscardón, también se han involucrado con el turismo de estrellas y están explorando nuevos productos asociando la observación de los cielos con los sonidos nocturnos que se pueden escuchar en medio de la naturaleza.
Una iniciativa para que la gente pase la noche y tenga que hospedarse en la zona
Gonzalo Castillo y Raymond Zeltner, de Quercus Aventura Sierra de Albarracín, llevan tiempo ofertando todo tipo de experiencias a los turistas que visitan esta parte de la provincia y desde este año han incorporado también las observaciones del cielo nocturno. Fue a raíz de hacer el curso de guías Starlight en Aliaga a principios de año cuando se pusieron manos a la obra buscando, además, nuevos alicientes vinculando las observaciones a los sonidos nocturnos en el campo. Castillo asegura que el público lo está acogiendo bien, en particular el familiar. “Un atractivo de estas actividades es intentar que la gente se quede el mayor tiempo posible y tenga que pernoctar porque este tipo de salidas se hacen de noche”, comenta el empresario, quien piensa que “va a tener tirón”.
La guía Starlight Maribel Aguilar, una de las pioneras con Tierras y Cielos Privilegiados del uso turístico de los cielos limpios que tiene la provincia, tras el trabajo inicial que hicieron asociaciones como Actuel y Cuatrineros, sostiene que este producto está viviendo su fase inicial de lanzamiento, y que “si se hacen las cosas muy bien se estabilizará”. Para ello es fundamental un “compromiso con el cielo y preservarlo” de contaminación lumínica. En su opinión, que se consoliden las iniciativas privadas que están surgiendo tiene que ver con la labor de difusión del Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (Cefca) y el Observatorio de Javalambre.
No hay comentarios