«Las luminarias incrustadas en el pavimento de la plaza del Torico son un invento que no ha dado resultado». El diagnóstico del delegado en Teruel del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja, Sergio Fernández, es concluyente después de que el alumbrado encastrado en el espacio urbano más representativo de la ciudad siga sin funcionar correctamente tres años después de su inauguración. En su opinión, la opción elegida fue una «locura». Y añade: «Hasta la gente de la calle advertía de que el sistema utilizado no iba funcionar nunca».
El ingeniero opina que, al diseñar la iluminación integrada en el pavimento, no se tuvieron en cuenta las especiales características climatológicas de la ciudad, y, en particular, la acusada oscilación térmica que registra «durante nueve meses al año, con variaciones diarias de 20 grados o más». Se trata de un fenómeno que provoca un «estrés mecánico» -contracciones y dilataciones- en los materiales y que propicia la aparición de fisuras y otro tipo de daños que terminan por inutilizar las lámparas. El modelo utilizado, bautizado como ‘Teruel’, fue diseñada expresamente para la plaza del Torico y utiliza la tecnología led de bajo consumo eléctrico.
El principal enemigo con el que tropieza la iluminación del suelo es la penetración de humedad en las luminarias y en la red de alimentación energética y de manejo. Las 1.400 lámparas lineales integradas en el pavimento, el aspecto más singular de la reforma de la plaza, han sufrido continuas averías desde su inauguración en diciembre de 2007. Las obras, con un coste de 6,5 millones de euros, fueron financiadas por la DGA, que exige el funcionamiento correcto del alumbrado sin costes añadidos.
La reforma incluyó también nuevos pavimentos, luz ambiental y la recuperación del aljibe Somero y otros restos arqueológicos del subsuelo. El Ayuntamiento advierte de que no aceptará la obra hasta que el funcionamiento de las luces no esté garantizado.
El diseño de las lámparas se ha mejorado en tres ocasiones, la última para sustituir todas las unidades instaladas en 2010. Pero, al cabo de un par de meses de la reposición, las luminarias volvían a fallar. No sirvió de nada que, antes de la renovación, fueran probadas sobre el terreno y en laboratorio. Fernández resalta que la durabilidad es, precisamente, una característica asociada a los leds. «Normalmente, duran 10.000 horas, y no es normal que aquí se averíen a los dos meses», concluye.
Nadie asume errores
Actualmente, 80 luminarias están apagadas, tienen colores discordantes o irisados. Todos los agentes involucrados en el proyecto -DGA, empresa constructora, proyectista y fabricante de las lámparas- han decidido poner en manos de una consultora independiente, Tecnalia, la redacción de un informe sobre las causas de que el funcionamiento no sea correcto, a pesar de las sucesivas mejoras.
Ninguna de las empresas que participaron en la obra asume la responsabilidad por el funcionamiento defectuoso de las luces, aunque todas muestran su disposición a buscar una solución. Desde la constructora, Acciona, señalan que, al ejecutar los trabajos, se ajustaron «al proyecto» elaborado por el gabinete barcelonés b720. Un portavoz de Acciona admite que se han introducido cambios en las luminarias «sin resultado». Se compromete, no obstante, a «la mayor colaboración» para salir del atolladero.
La empresa Artecluminotecnia, diseñadora del alumbrado, no se pronuncia, aunque una fuente de este gabinete señala que el caso de Teruel «no es un problema de diseño sino de fabricación», con lo que deriva la responsabilidad a la empresa Lightled, actualmente integrada en Simón.
Una portavoz del fabricante de materiales electrónicos Simón aclara que las luminarias cumplen con todas las normativas vigentes: «Están certificadas por organismos independientes y cumplen todos los requisitos exigidos por la ingeniería y la dirección de la obra». A su juicio, las repetidas averías responden «a un conjunto de problemas asociados a los diferentes actores que han colaborado en el proyecto».
Aunque admite que, «en su día, alguna parte del producto pudo presentar problemas» pero que están «totalmente solventados», con lo que el funcionamiento de las luminarias es «totalmente correcto».
Si las luces del pavimento han generado críticas, no se quedó atrás el alumbrado ambiental. Tras las quejas vecinales por la penumbra de la plaza y por el efecto deslumbrante de la luminarias incrustadas, la iluminación se reforzó tras la inauguración con nuevas farolas y focos junto a las columnas de los porches.
Después de tres años de reparaciones, reposiciones y cambios de diseño las luces de la plaza del Torico siguen sin funcionar. Determinar las causas del problema, está ahora en manos de Tecnalia, una compañía multinacional con sede central en el País Vasco especializada en investigación aplicada. Su diagnóstico estará listo en un mes y, con él, el principio de una solución que se resiste. Al menos en eso confían todos los implicados.
Fuente: Heraldo
Fecha: 17/01/2011
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