Las tablas, talladas y policromadas, fueron rescatadas de entre los escombros que iban destinados al vertedero.
La restauración de la ermita de Santa Bárbara de Bronchales reservaba a los vecinos de esta pequeña localidad de la Sierra de Albarracín un hallazgo insospechado. Bajo el ruinoso tejado y totalmente oculto por la techumbre actual se encontraba todavía el primitivo artesonado de este santuario, con tablas policromadas o talladas cuyo origen, en un primer análisis, ha sido situado entre finales del siglo XIII y principios del XIV.
El hallazgo ha sido puramente casual. La restauradora del retablo del altar de la ermita, María Pilar Gracia, detectó las tablas que componían el antiguo artesonado de entre los escombros sacados del tejado y cargados ya en un camión con destino al vertedero. Gracia revisó por su propia iniciativa el material de derribo al ser advertida, no obstante, por uno de los albañiles de la obra de que algunas de las maderas encontradas tenían dibujos y grabados.
«Hemos tenido mucha suerte. Aunque ha sido en el último momento, hemos encontrado las tablas, que tienen un valor incalculable», resaltó la restauradora. «De no haber sido así, hubieran acabado en la escombrera y, finalmente, hubieran sido quemadas», continuó María Pilar Gracia.
Según añade la agencia EFE, el hallazgo consiste en unas tablas talladas y policromadas que se encuentran en relativo buen estado de conservación. La mayoría de los dibujos que se conservan en las tablas corresponden a escudos y señales de cuatribarradas del Reino de Aragón.
Las obras de rehabilitación, financiadas por la Comarca Sierra de Albarracín y el Grupo de Acción Local Asiader, consisten en sustituir completamente la deteriorada cubierta de la ermita, que estaba deteriorando la nave, el suelo y el retablo de madera.
El artesonado ha aparecido bajo esta antigua cubierta y oculto tras el artesonado actual, según ha explicado la concejal de Educación del ayuntamiento, Isabel Quintana, a través de un comunicado.
El ayuntamiento quiere restaurar el artesonado «pero que acabe quedándose donde debe, expuesto en el pueblo, en su ubicación original, la propia ermita, o donde técnicamente proceda, ya que es un bien que pertenece a todo el pueblo», añade Quintana.
Fuente: Heraldo
Fecha: 25/09/2012
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