Albarracín es una bonita población situada en la provincia de Teruel. Sus estrechas callejuelas y su aire medieval hacen que sea uno de los pueblos más bonitos de España y actualmente también está propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.

Esta zona ya estuvo habitada en la edad de Hierro por una tribu celta y también hubo un asentamiento romano llamado Lobetum. Con la invasión musulmana, en el Siglo XI, se asentó aquí el clan bereber de los Ibn-Razin, y tras la desaparición del califato se independizó como Taifa.

El nombre de Albarracín viene del topónimo Ibn (hijo) Razín, es decir, el lugar de los hijos de Razín, y es que estuvo bajo el poder musulman hasta que la taifa fue cedida a la familia navarra de Azagra, también independiente de la corona de Castilla y de Aragón. Es importante puntualizar que fue cedida, ya que ni el mismísimo Cid campeador fue capaz de conquistarla. No fue hasta 1285, cuando Pedro III de Aragón la conquistó, tras sitiarla,  para su reino.

La situación de Albarracín es realmente buena, en términos defensivos. Con una situación privilegiada y estratégicamente pensada. A un lado, la sierra de Albarracín, al otro lado, el río Guadalaviar, y la parte que puede quedar más desprotegida era defendida por una larga muralla. Esta disposición hace que la construcción de Albarracín sea muy original. Con calles empinadas, estrechas. y con la escasez de espacio, el ingenio les hizo construir  las casas anchándose hacia al cielo.

Llegamos en coche a Albarracín y lo dejamos en un aparcamiento que hay habilitado en la parte inferior del pueblo, ya que todo el caso antiguo es peatonal. Justo antes de subir, hay una oficina de información y turismo, donde se puede coger un plano y donde te explican que cosas se pueden ver, tanto en Albarracín como en los alrededores. Nosotros, habíamos reservado una visita guiada con la empresa El andador, qué tan buen resultado nos había dado visitando Teruel, del mudéjar al modernismo. La visita dura 1 hora y 30 minutos y se conocen los lugares más importantes del casco antiguo, junto con la historia del lugar. La visita la comenzamos en la Plaza Mayor y fuimos callejeando por los lugares más importantes de Albarracín.

Los edificio más emblemáticos son La catedral, El Palacio Episcopal y la casa de la Julianeta, símbolo de la ciudad y, yo diría que única en su forma. Pero hay que fijarse en los detalles del resto de los edificios, como las aldabas de las puertas de las casas, los balcones o los escudos. Con la visita guiada te van contando diferentes historias de Albarracín, pero te puedes perder entre sus calles igualmente, y disfrutar de sus callejuelas. Cerca de la catedral hay un mirador muy bonito desde donde se puede disfrutar de las vistas de Albarracín y su muralla. Un poco más arriba de la catedral está el castillo de Albarracín que para visitarlo hay que ir primero al Museo Municipal (Antiguo Hospital).

Y entre todas estas casas de color tierra o rojizo, destaca una, la casa azul, ya que tiene la fachada pintada de este color. La casa pertenecía a la familia Navarro de Arzuriaga que hizo mucho dinero dedicándose a la trashumancia. Pero detrás de este color azul hay una historia de amor, como no puede ser de otra manera. Cuenta la leyenda que el señor de la familia, bajó a Andalucía en una de las trashumancias y se enamoró de una joven a la que quería conquistar para que se casara con él y vivieran juntos en Albarracín. La joven, antes de casarse, le dijo que quería conocer el sitio donde viviría, para ver si le gustaría o no. Para que la joven no echara de menos su Andalucía, el señor pintó la fachada de la casa de azul, le puso rejas andaluzas en las ventanas y la llenó de geranios. Al parecer a la joven le debió gustar porque se casaron y vivieron felices en la casa azul.

La visita guiada del Andador también incluye la entrada a una casa Museo de la Familia Pérez y Toyuela, que de otra forma no se puede visitar. Una casa bastante grande y donde vivía una familia acomodada. El interior está amueblado y te puede hacer una idea de cómo vivían. Las estancias de la señora, del señor, la cocina, las habitaciones del servicio e incluso una cuadra o lugar donde descansaban los animales. Muy curioso. La visita termina con la degustación de quesos, embutidos y productos de la zona, que luego puedes comprar. Fue una visita muy buena, a nosotros nos gustó mucho.

Después de la visita, y antes de comer en el restaurante Rincón del Chorro, subimos hasta las murallas. No subimos hasta arriba del todo porque me dio un poco de vértigo, pero se puede subir hasta una de las torres, la Torre del Andador, desde donde habrá unas vistas increíbles de todo Albarracín. Nosotros nos quedamos a medio camino y las vistas también son espectaculares. Es la primera foto del post. El camino para subir hasta la Torre del Andador es de piedrillas y bastante empinado. Hay que llevar un calzado un poco adecuado para subir, unas playeras como mínimo. En sandalias o tacones yo creo que se subiría regular y se bajaría bastante mal.

Y después de comer y antes de que se hiciera de noche, hicimos el paseo fluvial de Albarracín que bordea el pueblo siguiendo el cauce del río Guadalaviar. Es un paseo bastante cómodo, a excepción de una zona con unas pasarelas colgantes que dan al río y una zona un poco pedregosa. Para ir con carrito de niño o silla de ruedas, esa zona es bastante inaccesible. Si no tienes ese tipo de problemas es un paseo muy recomendable. Nosotros estuvimos en el puente de Todos los Santos y con los colores del otoño el paisaje era espectacular. Además de la vegetación, en una de las zonas se ve Albarracín al fondo, con su muralla, su castillo y su catedral. Unas vistas muy bonitas. Se tarda en hacerse algo menos de una hora. Nosotros comenzamos desde el portal del agua, en el centro de Albarracín y terminamos en la zona baja de la ciudad, ya directos a coger el coche. Lo cierto es que pasamos un día muy agradable visitando Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España.