La asociación provincial Teruel Empresarios Turísticos (TET) ha calculado que el 30% de los establecimientos no podrá reabrir sus puertas cuando por fin termine la pandemia de coronavirus Covid-19. El sector en uno de los motores económicos de gran parte del territorio y su actividad genera entre el 8% y el 10% del PIB turolense. La Semana Santa, que este año transcurrirá con sus persianas bajadas, suponía una media del 15% de la facturación anual, y un porcentaje aún más elevado para el Bajo Aragón.
El presidente de TET, Juan Ciércoles, indicó que la situación generada por la pandemia supone “un descalabro impensable para el sector turístico”. Recordó que los establecimientos hoteleros de la provincia de Teruel registraron en febrero 60.243 pernoctaciones, un nuevo máximo en la serie iniciada en 1999, y auguró que por el contrario marzo y abril marcarán mínimos históricos.
Según Ciércoles, la Semana Santa marcaba el inicio de la campaña turística en el grueso de la provincia tras el parón invernal y suponía para los establecimientos del sector hasta el 15% de su facturación anual. Seguidamente, comenzaba la época de comuniones y bodas previas al periodo estival.
Asimismo, explicó que el sector turístico supone entre un 8% y un 10% del PIB de la provincia de Teruel. Por este motivo, se mostró partidario de que las herramientas financieras disponibles para atraer emprendedores –como los fondos Miner y Leader, Suma Teruel e incluso el convenio por una transición justa para la minería– se reorienten y se destinen “a mantener lo que tenemos”.
El presidente de la asociación indicó que, a pesar de verse obligados a cerrar sus persianas, los empresarios tienen que seguir haciendo frente a numerosos gastos: hipotecas, alquileres, cuotas a la Seguridad Social, impuestos… Los que han solicitado financiación para tener liquidez y hacer frente a los mismos a través de las líneas ICO aún no han recibido el dinero, añadió.
En su opinión, “si esta situación no cambia, el 30% de los compañeros se van a quedar por el camino”. “Después del esfuerzo realizado para sobreponernos a la crisis económica de 2008, muchos establecimientos van a tener que cerrar si no cambian las reglas del juego”, añadió.
Respecto al gran número de expedientes de regulación de empleo (ERTE) habidos en el sector desde mediados de marzo, explicó que en muchos casos aún no han recibido respuesta aunque el silencio administrativo se entiende como positivo, y lamentó el retraso en el cobro de las prestaciones por parte de los trabajadores.
“Esta es la triste realidad que están viviendo muchos compañeros a lo largo y ancho de toda la provincia”, indicó, y añadió que este martes celebraron un comité extraordinario vía streaming en el que todos mostraron su enorme preocupación por la incertidumbre sobre cuándo y en qué condiciones van a poder abrir.
En este sentido, indicó que seguirá siendo prioritario que los profesionales del sistema sanitario, “que son los verdaderos héroes”, cuenten con los sistemas de protección, por lo que será difícil que ellos puedan acceder a los mismos.
“Debemos replantearnos el futuro todos juntos y afrontarlo unidos. Esta es una batalla en la que desgraciadamente están muriendo muchas personas, pero en la que también van a caer muchas empresas”, afirmó.
Necesidad de liquidez
Para el sector turístico del Bajo Aragón, la Semana Santa y el Mundial de Motociclismo son los eventos más importantes del año porque los viajeros que acuden a los mismos son después sus mejores embajadores.
La gerente de la Asociación Turismo Bajo Aragón, Nieves Ballesteros, explicó que la pandemia había reducido su actividad en marzo en un 91% y al completo en abril, pero que además se han cancelado todas las reservas para los meses siguientes y “el calendario está vacío”.
En esta parte de la provincia, un gran número de establecimientos habían realizado grandes inversiones para mejorar la calidad de sus servicios y esta situación “les ha pillado por sorpresa” por lo que ahora necesitan liquidez porque tienen que seguir haciendo frente a los gastos fijos.
Son muchos los que han comunicado a la asociación que van a tenerlo muy difícil para reactivar sus negocios. “No sabemos cómo va a evolucionar la economía pero el turismo no será primordial para quien pierda sus ingresos”, argumentó Ballesteros.
La gerente de la Asociación de Turismo Sierra de Albarracín, Begoña Sierra, indicó que la paralización del sector supone “una pérdida tremenda” en un momento como la Semana Santa, cuando siempre colgaban el cartel de completo independientemente de las condiciones meteorológicas.
La recaudación de estas fechas servía a los establecimientos para compensar los meses con menor número de visitantes. “Salvo en Albarracín donde las visitas están más desestacionalizadas, las Fallas y la Semana Santa marcaban para la Sierra el despertar de la actividad turística tras el parón invernal”, indicó.
En esta comarca, la mayoría de los establecimientos llevan en funcionamiento muchos años y están saneados, por lo que desde la asociación confían en que aguanten esta crisis. No será lo mismo para los de nueva creación, que han asumido importantes inversiones con financiación que tienen que pagar periódicamente a pesar de haberse quedado sin ingresos.
Por otro lado, Begoña Sierra recordó que recomendaron a los asociados que cerraran sus puertas incluso antes de que se vieran obligados por el estado de alarma. “No somos una zona de paso y contamos con una población envejecida. La gente estaba muy concienciada con el problema y la mayoría cerraron antes de que se publicaran los decretos”, dijo. La gerente espera que ese ejercicio de solidaridad se vea correspondido en forma de ayudas al sector.
El presidente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur), el turolense Jesús Marco, indicó que además de que los establecimientos están cerrados se están cancelando las reservas para el mes de junio. “Tratamos de decirles que aplacen las visitas e incluso les ofrecemos descuentos”, precisó.
La Semana Santa supone para el turismo rural entre el 20% y el 30% de la facturación anual y son las fechas más concurridas junto con Nochevieja, el Primero de Mayo, agosto y el otoño, explicó Marco.
En el ámbito de las casas rurales, también se habían afrontando inversiones para realizar mejoras de cara a la nueva temporada, que ahora sin ingresos serán difíciles de asumir.
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