Las trampas, halladas en sabinares y frutales, causan la muerte por asfixia de ejemplares de especies protegidas.
La Fiscalía de Medio Ambiente de Teruel ha abierto una investigación para encontrar a los responsables de la colocación de más de 500 lazos destinados a la caza de pájaros en la sierra de Albarracín. Las trampas han sido halladas en los municipios de Jabaloyas, Valdecuenca y Saldón, principalmente en sabinares y zonas de frutales, aunque también en otros tipos de árboles.
Según indicó el fiscal de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de Teruel, Jorge Moradell, los lazos constituyen un sistema de captura no selectivo que, por tanto, afecta no solo a especies permitidas para la caza sino también a ejemplares protegidos, como el mirlo o el jilguero. Es por ello que dicho procedimiento está prohibido y que su empleo masivo puede conllevar penas de prisión.
De hecho, de acuerdo a la actual legislación española, endurecida desde finales del año pasado para adaptarla a la normativa europea, la caza con lazos o perchas está considerada delito contra la fauna y como tal, castigada por el Código Penal con penas que pueden ir de los cuatro meses a los dos años de prisión y multas con cuotas diarias que pueden durar entre ocho y 24 meses.
Los lazos fueron encontrados por los agentes forestales que vigilan la serranía de Albarracín y en ellos todavía no había muerto ningún pájaro. La denuncia se suma a otra que ya se produjo el año pasado por los mismos motivos y en la misma zona de la provincia de Teruel -en aquella ocasión, con varios ejemplares atrapados- si bien entonces la colocación de estas trampas estaba calificada únicamente como una infracción administrativa y el infractor saldaba su deuda con una multa.
Los lazos, fabricados con pelo de caballo o con material sintético, se colocan en ramas de árboles próximas a fuentes naturales o puntos en los que las aves encuentran comida. Al posarse en el tronco, los animales se enredan y acaban asfixiados.
Este tipo de trampa suele ser utilizado para capturar al zorzal, también llamado tordo en otras zonas de la provincia, un pájaro que se puede cazar y que tradicionalmente se ha comido. Sin embargo, el sistema se considera dañino para la naturaleza, pues no selecciona a los ejemplares y acaba con aves que están protegidas por el escaso número que queda de ellas.
«Hay determinadas prácticas de caza que deberían ser desterradas al carecer de sentido en la actualidad», afirmó Jorge Moradell en referencia a los lazos. El fiscal aclaró que la investigación para hallar a los autores del delito no ha hecho sino empezar, si bien ya se tienen algunas pistas que podrían conducir a la Justicia hasta ellos.
Delito frente a tradición
Una opinión muy distinta ofreció el alcalde de Valdecuenca, Arturo Marco, quien afirmó que la práctica de cazar zorzales con lazo debería «regularse» para evitar que se perdiera una tradición centenaria en la zona. «Ese sistema artesanal se ha usado toda la vida y forma parte de nuestras costumbres; hay que protegerlo», afirmó.
Muy crítico con la Fiscalía de Medio Ambiente, el alcalde señaló que, a su juicio, el lazo es «más saludable que la escopeta, pues esta contamina el suelo con cartuchos y pólvora». Añadió que el sistema tradicional no suele afectar a especies protegidas, al ser el zorzal casi el único pájaro que acude a la sabina a comerse el fruto.
En los últimos cuatro años, la Fiscalía ha recibido una docena de denuncias por el uso masivo de sistemas de caza no selectivos. Además de lazos, en algunos parajes de la provincia se han encontrado jaulas, cepos o veneno.
Fuente: Heraldo
Fecha: 17/05/2011
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