El libro ha sido estudiado por el historiador turolense Juan José Barragán.
Referencias a los Amantes de Teruel, a la capilla de los Martínez de Marcilla o al sentimiento de los turolenses hacia la leyenda ocupan un lugar destacado en un manuscrito inédito descubierto por el historiador Juan José Barragán, cuyo original fue escrito en 1848 por Tomás Collado Fernández, un farmacéutico de Albarracín coetáneo de Eugenio de Hartzenbusch.
Barragán localizó en manos de los herederos del farmacéutico una copia de 1910 de Valero y Collado cuando buscaba información para un proyecto de investigación sobre los Fernández de Heredia de Mora de Rubielos. Se desconoce dónde está el original, aunque en principio se pensó que se encontraba en la Biblioteca Nacional.
El manuscrito, que lleva por título ‘Historia de la ciudad de Santa María de Albarracín’, dedica seis páginas a la historia de Isabel y Diego y aporta, según Juan José Barragán, algunas novedades que pueden ayudar a confirmar la veracidad del relato.
A través de sus páginas, el autor afirma, entre otras cuestiones, que la de los Amantes «no era una historia muy conocida en Teruel hasta 1616, por un poema de Juan Yagüe Salazar». Se refiere a la ‘Epopeya Trágica de los Amantes de Teruel’, que le confirmó al notario como el más importante poeta turolense de la época.
Citando una serie de fuentes históricas -algunas muy poco conocidas-, entre ellas Isidoro de Antillón, Esteban Gabarda, el Padre Mariana; y literarias, como Tirso de Molina, Montalbán, Suárez o Isidoro Villarroya, el autor dice que Juan Diego va en busca de riqueza para poder casarse con Isabel. «Parte a las Navas de Tolosa en 1212, no a Siria o Valencia, como se afirma en algunos documentos -cuenta Juan José Barragán-, y, tras ganar la batalla contra los musulmanes, el rey de Navarra le concede las cadenas, que es el símbolo de esta tierra, para formar parte de su escudo».
Como curiosidades, el historiador explica que una de las escenas principales de la obra, que relata el momento en que el marido de Isabel la descubre hablando con Diego en la alcoba, recoge la petición de un beso por parte del amante en términos típicos de la época: «Bésame que sin remedio me muero a Dios Segura», ruega el enamorado en las páginas. A Barragán le resulta curiosa, igualmente, la crítica que el autor hace a la obra de Hartzenbusch por una cuestión de honor. «Se lamenta -explica el historiador- de que retrata a la madre de Isabel como una adúltera , sin tener en cuenta que pertenece a una familia ilustre de Teruel».
Fuente: Heraldo
Fecha: 12/02/2011
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