Ubicado en Teruel, se trata de uno de los pueblos más bellos de esta provincia. Se encuentra encaramado sobre la pendiente de una abrupta peña rocosa, a su vez rodeada por el río Guadalaviar. La sierra del mismo nombre completa un conjunto espectacular.

Albarracín
Albarracín | Shutterstock

A pesar de su pequeño tamaño, lo que ver en Albarracín ocupa más de un día. Su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural y es, sin duda, una visita imprescindible. Además de contemplar su patrimonio cultural merece la pena disfrutar de una jornada en la naturaleza en el Parque Natural de los Pinares de Rodeno. Para seguir la escapada, una interesante opción la componen la Cascada del Molino Viejo y Calomarde. Quienes prefieran lo urbano tienen no lejos la ciudad de Teruel.

Origen de Albarracín, una historia fascinante

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El conjunto de Albarracín queda situado donde antes se erigió la romana Lobetum. Dicha ciudad sería germen de la visigoda Santa María de Oriente. En todo caso, la primera denominación árabe fue Alcartam, pese a lo que se la renombró como Albarracín en el siglo XI. El término deriva de la dinastía bereber de los Banu Razin, que la dominaron entre el 1104 y el 1110.

A partir del siglo X, el lugar vio como se construían sus murallas y la primera fortaleza: la Torre del Andador. Estas posibilitaron a los Banu Razin desarrollar una importante Taifa. Tal reino caería en el área de influencia de Valencia con la llegada de los almorávides.

En 1170 quedó en manos de “El rey Lobo” de Murcia gracias a una cesión de los cristianos. Más tarde pasó al caballero navarro Pedro Ruíz de Azagra. Junto a sus descendientes instituyeron un próspero señorío independiente de Castilla y Aragón.

De dicho periodo data la famosa leyenda de Doña Blanca. Se trataba de la hermana menor de un rey aragonés, que tuvo que exiliarse a Castilla por la inquina de su cuñada la reina. De camino a su destino se detuvo en Albarracín, alojándose en la que hoy se conoce como Torre de Doña Blanca. Murió en su interior y ahí sigue enterrada.

Vistas de Albarracín
Vistas de Albarracín | Shutterstock

Los Azagra en 1172 establecen la diócesis de Albarracín, unida a la de Segorbe entre 1258 y 1577. Después la localidad pasó a formar parte de Aragón tras la conquista de Pedro III. Su sistema defensivo se reforzó, mientras que en el exterior se instalaron progresivamente fabricantes de paños e hilados. En 1502, a instancias de los Reyes Católicos, los moriscos optan por la conversión al bautismo.

Durante la Guerra de la Independencia, Albarracín fue un importante foco de resistencia. Como consecuencia, los franceses bombardearon las instalaciones textiles de los barrios. Con ello se inició un fuerte declive económico. Asimismo, en la I Guerra Carlista fue un bastión insurgente. Esto provocó combates que llevaron, en 1839, a trasladar el obispado a la ciudad de Teruel. Finalmente, ya en el siglo XX, fue duramente castigada por los dos bandos de la Guerra Civil.

Casco histórico de Albarracín

Playa Mayor de Albarracín
Playa Mayor de Albarracín | Shutterstock

El conjunto patrimonial local ha cautivado a artistas de la talla de Ignacio Zuloaga o Azorín. Este último, a modo de eslogan publicitario, afirmó: “Visite una de las ciudades más bonitas de España, visite Albarracín”. Y no es para menos, el conjunto histórico de Albarracín está declarado Bien de Interés Cultural, siendo uno de los pueblos más bonitos de Teruel.

El comienzo del recorrido para ver Albarracín puede realizarse en la plaza Mayor, que data del siglo XI. Aquí se encuentra el AyuntamientoSe trata de un edificio del siglo XVI con planta en forma de U. Cuenta con una notable galería porticada de arcos de medio punto en su planta inferior. Se alarga hasta crear un mirador sobre el río. En el piso superior está instalado el escudo de Albarracín.

Albarracín
Casas de Albarracín | Shutterstock

A partir de la Plaza Mayor surgen una serie de calles estrechas y empinadas. Están repletas de rincones pintorescos de gran atractivo patrimonial. Por ejemplo, hay numerosos palacios y casas señoriales que evidencian la riqueza de la ciudad. La Casa de Monterde es atravesada en su zona inferior por una calle abovedado. De su fachada destaca el blasón familiar y los herrajes de ventanas y balcones.

Otro ejemplo de construcción civil es la Casa de la Julianeta. Se trata de uno de los edificios más icónicos de la ciudad. Situada en el Portal de Molina, uno de los accesos al recinto amurallado, es famosa por incluir pocas líneas verticales en su trazado arquitectónico.

Catedral de San Salvador

Catedral de Albarracín
Catedral de Albarracín | Foto: Shutterstock

La Catedral de San Salvador forma parte del conjunto histórico de Albarracín. Está erigida sobre la antigua mezquita y es fruto de las remodelaciones efectuadas durante el siglo XVI. Destaca el remate de azulejos de su torre. Asimismo, posee restos arqueológicos romanos encastrados en ella. También resultan notables el Retablo Mayor, obra de Cosme Damian Bas, y el de San Pedro. Merece atención el Sepulcro del obispo Gabriel de Sora fallecido en 1622.

Ubicado en el centro del pueblo, destaca entre las casas de manera majestuosa. Esto es consecuencia de la complicada orografía de Albarracín, que se encuentra en una elevación que rodea la hoz del río Guadalaviar. Todo ello infuyó en su construcción, que se tuvo que adaptar dando lugar a un templo de una sola nave con capillas laterales y una gran capilla mayor un poco más alta que cuenta con un ábside poligonal.

Otros templos

Albarracín
Iglesia de Santa María | Foto: Turol Jones

La Iglesia de Santa María tiene el honor de ser el edificio religioso más antiguo de la ciudad, al ser anterior al siglo XII. Probablemente se construyó como lugar de culto mozárabe durante la dominación musulmana. Era parte del recinto fortificado de las murallas de Albarracín, siendo en este momento una iglesia visigótica. Este templo se destruyó a causa de un incendio en el siglo XV. Actualmente cuenta con interesantes elementos mudéjares en sus muros exteriores, encastrados en la construcción del siglo XVI por el maestro francés Pierre Vedel.

Iglesia de Santiago en Albarracin
La iglesia de Santiago en primera línea de imagen | Shutterstock

La sencillez estructural de la fachada de la Iglesia de Santiago contrasta con la riqueza de su Altar Mayor. Cuenta con un estilo gótico tardío. Parece ser que la advocación de esta iglesia es fruto de la amistad del linaje de los Azagra con la Orden de los Caballeros de Santiago. Otro templo que ver en en Albarracín es la Ermita de San Juan, edificada sobre la antigua sinagoga judía, pues se ubica en el barrio de San Juan que antiguamente fue judería. Fue restaurada por la Fundación Santa María y sirve como aula didáctica para colegios.

Palacio Episcopal

Albarracin
Palacio Episcopal | Shutterstock

Adosada a la Catedral de San Salvador se encuentra el Palacio Episcopal. Su construcción se realizó en el siglo XVI, pero a lo largo del los siglo XVIII sufrió muchas reformas y ampliaciones, por lo que su aspecto cambió. Fruto de ello es su actual fachada barroca. Se trata de la antigua residencia oficial de los obispos de la ciudad. Cuenta con una magnífica escalinata interior que conduce a los aposentos del prelado. En su interior se extiende el Museo Diocesano, cuya colección incluye tapices, una cruz procesional de Noguera (siglo XIV) y un famoso pez de cristal de roca (siglo XVI).

Murallas de Albarracín, torres y alcázar

Las murallas de Albarracín rodean el pueblo y datan de entre los siglos X y XIII. Su perímetro es completamente visitable. Todavía se encuentran en ellas las tres fortalezas de la villa medieval. Por su parte, el alcázar de Albarracín es un castillo y yacimiento arqueológico original de la época medieval. Está situado en el casco antiguo, aunque de sus tres puertas a día de hoy solo se conserva una ubicada en el mismo recinto amurallado. Es la única fortaleza visitable de la comarca Sierra de Albarracín.

Murallas de Albarracín
Murallas de Albarracín | Shutterstock

La Torre del Andador es la fortificación más antigua que ver en Albarracín, siendo anterior a la propia muralla. Está situada en el punto más alto de la localidad. Con todo, la fortaleza más famosa es la Torre de Doña Blanca, que forma parte del recinto amurallado. De planta cuadrada, sorprenden sus 18 metros de altura. Está realizada con fuertes muros de mampostería. Se la considera uno de los tres castillos de Albarracín, junto con el alcázar (es decir, el mismo castillo) y la torre del andador.